Charlamos con Gaby Jiménez, uno de los mejores actores de doblaje de España y reconocido por ser la voz de Hugh Jackman. Hemos dicho muchas veces: cuidar la voz es la clave para poder usarla mucho tiempo seguido. Los locutores y actores de doblaje tienen que ser muy cuidadosos para no perderla ya que es su herramienta de trabajo, y tras haber recibido los magníficos consejos de Marta Pinillos, logofoniatra con una inmensa trayectoria, hoy es momento de hablar con alguien que se dedica, 8 horas al día (cuanto menos) a la locución y al doblaje.
En Dani Voice Overs hablamos con un absoluto titán, no en vano pocos pueden presumir de tener la trayectoria de nuestro invitado, y menos aún de tener su simpatía, cercanía y humildad, lo que hace que hablar con él sea un privilegio. Él es Gaby Jiménez, voz habitual de Hugh Jackman (sí, el mítico Lobezno), Dominc Purcell (Prison Break) y Sam Winston (el padre de American Dad).
Escucha la entrevista completa a Gaby Jiménez.
Charlamos con Gaby Jiménez, uno de los mejores actores de doblaje de España y reconocido por ser la voz de Hugh Jackman. Hemos dicho muchas veces: cuidar la voz es la clave para poder usarla mucho tiempo seguido. Los locutores y actores de doblaje tienen que ser muy cuidadosos para no perderla ya que es su herramienta de trabajo, y tras haber recibido los magníficos consejos de Marta Pinillos, logofoniatra con una inmensa trayectoria, hoy es momento de hablar con alguien que se dedica, 8 horas al día (cuanto menos) a la locución y al doblaje.
En Dani Voice Overs hablamos con un absoluto titán, no en vano pocos pueden presumir de tener la trayectoria de nuestro invitado, y menos aún de tener su simpatía, cercanía y humildad, lo que hace que hablar con él sea un privilegio. Él es Gaby Jiménez, voz habitual de Hugh Jackman (sí, el mítico Lobezno), Dominc Purcell (Prison Break) y Sam Winston (el padre de American Dad).
Toda la vida trabajando con la voz
Gaby Jiménez se ha abierto de par en par para DVO y ha empezado recordando sus inicios: “Vengo del teatro, vengo trabajando en la profesión desde que tenía 9 años, empecé ahí, luego hice televisión, luego cine y canté en un grupo, de hecho en el primer grupo infantil que hubo en este país, ‘La Pandilla’; entonces me fui a la mili y, al volver, desaparecí de la profesión un tiempo pero surgió el tema del doblaje por medio de mi amigo Miguel Ángel Varela, al cual yo cariñosamente siempre he apodado mi ‘Padrino’ porque es quien me apadrinó para entrar en esta profesión, y él me dijo ‘tú eres actor, ¿por qué no intentas trabajar en doblaje? Ya eres actor, es cosa de coger la sincronía técnica, aprenderla y trabajarla’, así que eso hice, empecé a pasearme por los estudios, te hablo de hace 43 años, y afortunadamente, después de muchas horas de visionado y estar en sala y hacer pequeñas pruebas, me dieron la oportunidad de empezar a trabajar en esto y aquí estoy ahora”.
Gaby recuerda perfectamente su primer papel: “Fue en una película llamada ‘Mamma Roma’, con Anna Magnami, y la doblamos en los Estudios Cineson con trabajo dirigido por Mari Pe Castro, y fue quien me dio la oportunidad de hacer mis primeros takes. Hace ya bastante”.
El mito: ¿tener buena voz es sinónimo de ser actor de doblaje?
Una mítica frase en doblaje es “tengo buena voz/me han dicho que tengo buena voz, puedo ser actor de doblaje o locutor”, ¿verdadero o falso? Gaby lo tiene claro: “No. Yo considero que la base para un buen actor de doblaje, por eso nos llamamos actores de doblaje, es la interpretación porque no todos los personajes tienen una voz maravillosa, ni mucho menos, algunos requieren tonos característicos y no necesitan una gran voz. Si la tienes puedes dedicarte a hacer cierto tipo de personajes, pero no es esencial ni absolutamente necesario para tener una gran voz, gruesa y grave. Yo siempre recuerdo a Daniel Dicenta, maravilloso e hijo de Don Manuel Dicenta, actor de teatro y televisión de toda la vida, pues no tenía una voz precisamente maravillosa ni preciosa, sin embargo era una bestia como actor y hacía barbaridades interpretando”.
Si uno quiere ser actor de doblaje o locutor hay que empezar por algún sitio, y Jiménez da consejos: “Yo considero que hay que ir a una escuela a que alguien que sepa te enseñe, eso de aprender en casa lo veo complicado, primero por cuestiones técnicas, aunque hoy en día hay muchas fórmulas y cabinas y mil cosas, a mí eso ya se me ha pasado y me he quedado anticuado, pero siempre considero que tiene que ser bajo la batuta de una persona que sepa y te vaya dirigiendo y te enseñe”.
Primer paso: cuidar la garganta
Ya somos actores de doblaje y nos va a tocar un día intenso, ¿qué debemos hacer para preparar la garganta? “Mi padre era cantante de ópera, luego hizo doblaje, incluso fue alumno mío en la primera escuela que hubo de APADEMA, y él me enseñó hace muchísimos años a colocar la voz porque normalmente hablamos de garganta, y con eso se chafa bastante, no respiramos bien ni proyectamos bien el aire, rozan las cuerdas en exceso y de mala manera y entonces se producen afonías. Lo primero es saber colocar la voz y, en su defecto, aprender a respirar bien y dominar el diafragma para que la voz salga más fluida y dañarte lo menos posible la garganta”. Además añade que él va “en el coche por las mañanas a trabajar y voy calentando y haciendo ejercicios o incluso cantando de alguna forma ligera para no llegar al micrófono recién dormido al estudio y que la garganta no haya calentado un poco”.
Hugh Jackman: así es doblar a Lobezno
Nos metemos de lleno en sus actores, y si hay uno al que dobla más que a ninguno es a Hugh Jackman. Gaby cuenta que lo más agradecido a la hora de doblarle es que “es un actor maravilloso, ya después de tantos años le vas conociendo y viendo su forma de trabajar, aunque es verdad que cada personaje es un mundo, no es lo mismo Lobezno que ‘El hijo’, que es un padre de familia con un hijo con problemas, no tienen nada que ver, pero la función actoral de cada actor, valga la redundancia, sí que se basa en algunos ‘tics’, así que vas conociendo su cadencia al hablar, sus movimientos y gestualidad, y eso sí te ayuda un poco a seguirle mejor, pero cada personaje es un mundo y este tío es tremendo, y de ‘El Gran Showman’ a ‘Los Miserables’ a Lobezno… no tienen nada que ver uno con otro. Me encanta doblarle, pero ojo que no es fácil, hablemos con propiedad. Doblar a un gran actor no es nunca fácil porque su maestría particular a la hora de actuar a ti te dificulta las cosas pero sí es más agradable, y ayuda mucho que diga una cosa y ponga una cara acorde, hay actores que dicen cosas y ponen cara de cubo, no hay manera humana de sacar una frase con sentido de una cara que no tiene sentido. Será por el cariño que le tengo a Hugh Jackman por tantos años doblándole que me encanta, me lo paso muy bien y le conozco muy bien, he aprendido a seguirle en una variedad inmensa de personajes”.
En ‘Prisioneros’ Jackman se marcó unos gritos en la versión original que Gaby imitó a la perfección con el consiguiente problema: “Tuve que partir esa grabación en dos días más de lo que estaba proyectado porque yo soy un actor muy de corazón, tengo mis técnicas vocales como todos pero el corazón a veces manda, y el corazón, cuando estás viendo cómo está él en esa secuencia, no te puedes resistir, no hay manera, y te vas arriba, te vas arriba… solté la garganta a tope con la mala suerte de que rocé en una ocasión y tuve que parar la grabación hasta el día siguiente, y luego en otra secuencia posterior me volví a cascar porque se fue arriba, intenté irme con él, lo hice, y otra vez que me fui al traste”.
¿Lesiones? Frío y calor, sal y anchoas
Los actores originales tienen su tiempo para prepararse y recuperarse, pero los actores de doblaje no disponen de esos tiempos y también deben recuperarse, ¿cómo lo hizo? “En ese caso me vine a casa sin hablar con nadie, todo por señas, y a base de cosas calientes con miel, que eso suaviza, y luego también con frío, que hay gente que cree que es malo para las cuerdas, pero depende. Si tienes una inflamación grande… yo recuerdo mi afonía más grande y me fui al médico más importante, uno al que van muchos compañeros de profesión y a mí me lo recomendó Félix Acaso, y fui con una bolsa de medicinas tremenda que me habían recetado, y me dijo ‘lo primero es tirar todo eso, y segundo tienes una inflamación de cuerdas tremenda, tienes que tomar bebidas frías y anchoas, que tienen mucha sal, por fortuna a mí me encantan, me vuelven loco, y le pregunté si podía ser cervecita, que además tiene alcohol, y él se moría de risa, me decía ‘hombre, depende, no te vayas a tomar ahora dos litros de cerveza que vas a acabar borracho y las cuerdas van a seguir igual’, pero vamos, fuera de bromas, dependiendo del tipo de lesión una bebida caliente con miel puede suavizar, además a mí la miel me encanta y la tomo mucho, con té o con leche, y si es una inflamación potente pues una bebida fría y con enjuagues de sal o bicarbonato. La garganta es muy delicada y hay que tratarla con cuidado, sobre todo con silencio y no forzar. Me dijo ‘ahora callado dos días’, le dije ‘sabes en lo que trabajo’, y me respondió ‘sí, sí, sí, pero si quieres seguir dedicándote a esto, callado tres días, pero callado, sin murmurar porque sigues haciendo vibrar las cuerdas y fastidiándolas’. Callado, que en mi caso con lo que rajo es una faena (risas)”.
Lobezno le pone “contra las cuerdas”
Otro caso con Hugh Jackman fue el brutal grito en ‘Lobezno Orígenes’ cuando sale del baño en el que le ponen el adamantium: “Lo hice con mucho miedo porque recuerdo que estábamos doblando y el director de doblaje le dijo al técnico ‘pasa la escena para que la vaya viendo’, había gente de Fox, directivos, y yo viendo eso… me empezaron a temblar las piernas y le dije a Eduardo Gutiérrez, el director, ‘oye, esto se queda así, ¿no?, se queda del original, es una barbaridad’, y me dijo ‘no macho, lo tienes que hacer tú’, con lo cual eché la vista atrás y recordé la función de teatro que hice, ‘Petra Regalada’, de Antonio Gala, en la cual en la última escena de la función tenía que estrangular a mi querido amigo Juan Diego y pegar un grito tremebundo, para ese momento vino a ayudarme un foniatra y me enseñó a colocar los gritos, porque me dijo que dos veces diarias harían que el primer día me quedase mudo, y entonces en el doblaje recurrí a esta técnica y, gracias a eso, y a echarle muchas narices, pegué ese berrido que hasta a mí me sorprendió. Luego seguí trabajando hasta que terminó la jornada, pero sobre todo es que yo no podía quedarme un ápice más corto que lo que hacía él porque su cara era monstruosa”.
El tercer caso de gritos despiadados fue en ‘Logan’, donde está un buen rato forzando la voz: “Vi el vídeo en el que él lo hacía en estudio y no sé cómo lo hará él, pero yo lo sufro como un canalla. En el anterior caso era más potencia, este es desgarrado, el tío va matando a la gente y es una secuencia larga y continua. Se hace con mucho cuidado de no fastidiarte la garganta, es técnica y años de profesión”.
Respirar con la tripa o el pulmón, ¿dónde está la clave?
Cuando se está locutando o se dobla, ¿es mejor respirar con la tripa o los pulmones? El actor de doblaje explica que el diafragma “es la máquina que va administrando el aire que va pasando por todo el sistema respiratorio; si respiras solo por la boca, mal porque tienes que hablar, tiene que ser un juego continuo de nariz-boca-diafragma y eso va circulando, el diafragma es el que te ayuda y administra el aire. Si por ejemplo tienes un párrafo de seis líneas tienes que respirar con calma, nosotros decimos en broma ‘este está claro que no fuma’, porque lo hace de corrido sin problemas, ahí tiene que haber dominio total de la respiración para, o bien coger mucho aire e ir modulando para poder llegar al final, o ver la manera de, entre medias, encontrar un mini hueco y coger aire, pero hay veces que es prácticamente imposible».
El caso de Mimir, el personaje de God of War en la saga nórdica que es, literalmente, una cabeza que habla por los codos, algo descomunal, es interesante ya que son largas parrafadas, pero Jiménez asegura que “ahí es menos intenso porque el doblaje de juegos es distinto, hago mis truquitos para poder hacer pausas, en ese sentido es un poco menos difícil”.
Stan Smith: al límite durante toda la jornada
Nos vamos a otro suyo muy famoso: Stan Smith, que “sí es bastante cansado”, reconoce, “a mí hay veces que me dicen ‘prepárate porque te vamos a sacar dos capítulos’, yo les respondo que no, que ni se les ocurra, que yo saco otra jornada pero dos capítulos de este tío seguidos no puedo, me canso muchísimo porque usa un tono altísimo, habla mucho y muy rápido, es agotador. Yo en casa ya saben que si me toca Stan, ese día me acuesto prontito porque además yo madrugo mucho, pero les digo ‘mañana tengo American Dad así que me voy a la cama y no quiero saber nada’ porque tengo que estar muy fresquito por cuestiones de voz y reflejos, es un muñeco muy complicado de doblar, pero lo disfruto muchísimo porque es muy gracioso y un canalla, me lo paso muy bien aunque acabo agotado, eso sí, felizmente agotado”.
Los consejos de Lobezno/Stan Smith
Gaby Jiménez, por supuesto da consejos para los que quieran dedicarse a este mundillo y tengan duras jornadas por delante: “Ante todo el descanso, lo básico para la garganta es eso, estar bien descansado, dormido y relajado, y luego depende del tute diario. Yo hoy por la tarde he librado pero he tenido una mañana bastante intensa, he empezado a las 8 de la mañana y ayer a las 22:30 estaba en la cama; yo no veo tv por la noche, acabo tan agotado que, cuando llego a casa, caigo en la cama como un cascote. Por eso lo primero es el descanso, es lo que he hecho toda la vida. Vengo de trabajar mucho en teatro y así lo he ido haciendo”.
Así era el doblaje hace 40 años
Nos separamos del cuidado de la voz para centrarnos en el mundo del doblaje: ¿cómo era cuando él empezó? “Esto no tenía nada que ver, era un mundo aparte. Había muchísimo menos trabajo en el sentido de prisas, y había muchos menos canales, ahora hay muchos y no paran de salir, así que es una locura tremenda, muchísimo trabajo y vas todo el día corriendo de un lado a otro. Cuando empecé era más tranquilo, empezabas por el principio de la película y seguías hasta el final, no como ahora, y los actores trabajábamos todos en sala. Para mi gusto era más agradable, más social y entretenido, incluso más divertido. Ahora es, me fastidia decirlo, más factoría, más ‘hay que sacar un trabajo y hay que sacarlo como sea’, la gente va como loca, es lo que veo más diferencial, las prisas”.
Sin embargo deja claro que “no es que ahora no se haga bien, se sigue haciendo de maravilla y el doblaje español es buenísimo, simplemente que con otro ritmo. La gente que empieza va como loca porque no tienen el tiempo suficiente para prepararse, era más pausado, pero no quiero decir mejor ni peor. Es el trote diario, más acelerado, pero no se hace peor”. “Yo puedo ver un take dos, tres, cuatro o cinco veces, no voy a doblar con prisas, me da igual, hasta que no lo tengo claro no grabo, al que le interesa que eso quede bien es a mí el primero”, añade, “y me dan igual las prisas de otros, yo quiero hacer bien mi trabajo porque al que luego van a oír en el cine o en casa es a mí, así que no me van a oír haciendo el indio porque la sala tenga prisa. Si es así ya aceleraremos cuando se pueda, si viene una secuencia difícil yo tengo que ir más relajado. Es otro ritmo y mucho más trabajo, es la locura, y los que tenemos la grandísima suerte de trabajar mucho pues a veces no damos abasto, hay sábados que no puedo con el alma, pero agradecido siempre de tener trabajo”, finaliza.
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